A dos años de su debut, me ha quedado muy claro que Lamine Yamal nunca será Lionel Messi.
Con su brillante actuación del fin de semana, el español volvió a dejar claro que no es un prospecto común. Todavía no cumple la mayoría de edad, y su calidad ya le permite definir partidos de alta importancia, como los tres clásicos que se han disputado esta temporada. Cada vez que lo veo jugar, dar un pase, encarar o disparar a puerta…me pregunto: ¿cuál será su techo?
Y sé lo que están pensando: esta historia la hemos escuchado en demasía. Ansu Fati, Alen Halilovic, Bojan… todos fueron llamados a ser los “Nuevos Messi”. Sin embargo, existe una amplia diferencia entre ellos y el actual número 19 de los blaugranas: Yamal nunca será un Messi, pero tiene todo lo necesario para ser el primer Lamine Yamal. ¿Por qué? Vale la pena analizarlo.
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Lamine Yamal pide a gritos la cámara
La primera diferencia entre Lamine Yamal y Lionel Messi es muy evidente. Mientras todos los aficionados blaugranas crecimos con un ídolo tranquilo, reservado y callado, el caso de Yamal es todo lo contrario.
Lamine pide a gritos que lo vean, y es completamente entendible; ¡es un niño todavía! Disfruta cada minuto que juega, y eso se demuestra con sus increíbles actuaciones. Teñirse el pelo antes de una final, responder a cuestionamientos como los de Rabiot y Van der Vaart y respaldar cada palabra en el terreno de juego, son claros ejemplos de su virtud. Con un perfil totalmente diferente al “10”, el español se está convirtiendo en la cara de la nueva era del Barcelona, algo impresionante para alguien que debutó hace apenas dos años.
¿Por qué Lamine Yamal es diferente a Ansu Fati y Bojan?
Como mencioné antes, es muy fácil caer en comparaciones con los casos de Ansu Fati y Bojan. No obstante, las razones que hacen distinto a Lamine son claras.
Por un lado, Bojan tenía una calidad descomunal. Su talento era un signo de esperanza para el futuro culé. Lamentablemente, el cansancio y la presión pudieron con él, haciendo que su chispa se fuera apagando poco a poco. No fue a la Eurocopa 2008 por fatiga ni a la de 2012 por un ataque de ansiedad, dos obstáculos totalmente entendibles para alguien de su edad. Pero lo que distingue a Lamine, incluso con todo el hype que ha generado su llegada, es su mentalidad inquebrantable.
A los 17 años, pide la pelota en cuanto puede, y cuando la tiene, encara en el 80% de las oportunidades. Lo sorprendente del caso es que esto se notó desde aquel 29 de abril de 2023, día en el que jugó sus primeros minutos como profesional ante el Betis. Un caso más reciente y mucho más explicativo fue la Eurocopa 2024. Jugó todo el torneo con 16 años y, a mi consideración, fue el mejor jugador de España; incluso por encima de Rodri, quien se llevó el MVP.
El caso de Ansu Fati fue, en gran parte, circunstancial. Se rompió los meniscos en su mejor momento, y tras perderse una temporada entera, nunca volvió a ser el mismo. No sabemos qué ocurriría en caso de que Yamal se lesione de esa manera, pero su actitud y mentalidad nos hacen pensar que tiene lo necesario para volver de la mejor manera. Eso sí, solo lo sabremos si llega a ocurrir, algo que todos esperamos no suceda.
Dejemos de compararlo con Lionel Messi
Partido a partido, Lamine Yamal nos demuestra que es un jugador único, capaz de crear expectativas que ningún futbolista ha generado desde los 15 años. Es obvio que habrá comparaciones, pero les propongo algo: no las hagan.
Hay que dejar que siga su propio camino. Puede ser el heredero de Messi, pero nunca será él. Aunque parezca extraño, eso es una gran noticia para el Barcelona. Lamine está destinado a escribir una historia completamente distinta, pero que a la vez, podría tener los mismos resultados, o si me apuran, incluso mejores.
Lamine Yamal nunca será Lionel Messi; será el primer Lamine Yamal.