Aunque es un equipo que tiene menos de una década comenzó a tomar relevancia mediática, el St. Pauli ha tenido que superar muchas dificultades a lo largo de su historia, no solo la Primera y la Segunda Guerra Mundial, agregando la división de Alemania y las diversas crisis económicas derivadas de las crisis políticas germanas, también históricamente ha sido un club que ha batallado administrativamente para mantenerse vivo.
No es el Borussia Dortmund o el Bayern Múnchen, es el St. Pauli que forjó su historia con un espíritu rebelde y una identidad progresista, que lo diferenciaron de otros equipos más conservadores y elitistas, pues es un club que se enorgullece de su historia y de sus valores, y que busca transmitirlos a sus aficionados y al mundo entero. Se reportan más de 20 millones de aficionados alrededor del mundo. Por eso, el lema del club es: “Kein Fussball den Faschisten”, que significa “No al fútbol para los fascistas”.
No es un falso movimiento de personas, al contrario, aprovechan el poder del fútbol para manifestarse alrededor del mundo. En alguna ocasión sorprendieron en una gira de pretemporada del club por Estados Unidos, Nueva York, allí los hinchas aprovecharon para posar frente al rascacielos de Donald Trump con banderas de arcoíris y calaveras pirata típicas del equipo.
Hamburgo: La ciudad invadida y dividida
Hamburgo es una ciudad con mucha historia, fue fundada en el siglo IX como una misión cristiana para convertir a los sajones. El emperador Carlomagno mandó construir el castillo de Hammaburg, que dio nombre a la ciudad.
La ciudad ha sido víctima históricamente de varias invasiones y destrucciones, de ahí está en el ADN del hamburgués en contra de la injusticia, por eso gran parte de esa población se identificó rápidamente con los valores del St. Pauli que se adoptaron a lo largo del tiempo. La ciudad en su historia fue atacada por los vikingos, los eslavos, los daneses, los suecos y los franceses.
De la cuna de la ciudad nacieron varios clubes, los más populares se enfrentan en el Hamburger Stadtderby. Por un lado, Hamburgo SV, que tiene una afición numerosa y exigente, que aspira a volver a la primera división y a recuperar su gloria pasada. Por el otro, el St. Pauli que tiene una afición fiel, con menos exigencias en lo futbolístico y más en lo social.
El equipo pirata
El St. Pauli se fundó el 15 de mayo de 1910 en el barrio portuario de Hamburgo, en la zona de clase obrera y caracterizada por la pesca, curiosamente utilizan en sus camisetas el color marrón, que representa el color de la ropa de trabajo de los fundadores del equipo.
El símbolo del St. Pauli es una calavera con dos huesos cruzados, que hace referencia a la tradición pirata del Mar del Norte de Alemania. Los aficionados del St. Pauli se llaman a sí mismos piratas. La bandera pirata solo es símbolo de la revolución que han llevado junto con el fútbol y con su fuerte identidad antifascista, anticapitalista y antisexista.
Una ideología LGBT+
Corny Littmann fue el primer presidente abiertamente gay de un equipo de fútbol profesional y activista de la causa LGTB+ y estuvo al frente del club entre 2002 y 2010, él es pionero en la resignificación de la ideología del club.
El St. Pauli siempre había sido un equipo sin relevancia, tanto dentro, como fuera de la cancha. Fue en 1977 cuando consiguió ascender a primera, aunque solamente por un año, una de las máximas glorias futbolistas, y fue ahí donde Corny Littmann llevo la ideología progresista y a crear un club con principios sociales que con los años se convertiría en un club en el cual simpatiza todo tipo de personas.
En un pasillo del estadio hay un mural de dos hombres besándose con la frase “Lo único que importa es el amor“.
St. Pauli no tiene muchos títulos ni trofeos, pero sí tiene muchos seguidores, más de 20 millones en todo el mundo, que admiran su filosofía de vida y su compromiso social. El club se opone al negocio del fútbol moderno, incluso, los jugadores que son parte de la institución no deben contar con representante, en su mayoría los socios aportan y subsidian el club.
Aunque muchos equipos hoy en día lo hacen por marketing, el St. Pauli fue el primer club que exhibió la bandera arcoíris del movimiento LGBT+ en su estadio. El club se opone a cualquier forma de discriminación o violencia contra las personas LGBT+, y apoya campañas contra el racismo, el fascismo y el sexismo.
Curiosamente, el barrio rojo de Hamburgo, donde se ubica su estadio, colinda con sex shops, prostíbulos y antros gay.
El rock es el color
El rock es parte de la ideología del equipo de Hamburgo, la mayoría de fanáticos son rockeros y ambientan el estadio con música de rock, haciendo del estadio un “infierno” para los rivales. Hell’s Bells es la canción de entrada del equipo al campo, que crea un ambiente intimidante para los rivales. Es un tema de la banda de rock AC/DC.
El Che Guevara y la justicia social
La cara del Che Guevara, revolucionario argentino, es una imagen que siempre sacan todos los partidos en banderas o tifos, todo esto muestra la admiración y la identificación de los seguidores con el Che, que es considerado un ícono de la lucha por la justicia social y la libertad, misma ideología que el club.
Por otro lado, también muestran un tifo con una calavera, que es el símbolo del club y representa su espíritu pirata, rebelde y antifascista, se suele acompañar con mensajes como “No al fútbol para los fascistas” o “Somos el St. Pauli”. También suelen mostrar tifos de solidaridad a las causas sociales y humanitarias. Los aficionados suelen mostrar mensajes en contra de temas políticos, en apoyo la comunidad LGBT+, refugiados, a las víctimas de la guerra, a los derechos humanos o al medio ambiente.
El mensaje del St. Pauli es llevar el fútbol más allá de una cancha y dar el mensaje que con el fútbol es para todas, todos y todes, que no importa la clase social o gustos musicales, el fútbol con justicia es el vínculo entre todas las personas.
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