Chichihualco, Guerrero.- Enclavado en la entrada de la Sierra Filo de Caballos en Guerrero, en una región azotada por la violencia, esta población tiene casi medio siglo de vivir de la patada, más bien del futbol, no por ser cuna de futbolistas, sino por la fabricación a mano de los mejores balones del país, que podrían competir las marcas más reconocidas del mundo en calidad y precio.
Las esféricas cosidas a mano aquí pueden competir en calidad, diseño y con un precio ,ucho más bajo con el “Telstar 18 World Cup” que se utiliza en Rusia en el marco del Mundial de Futbol o el “Brazuca” de Brasil 2014 o de otras de marcas como Nike o Adidas. Pero esto pequeños empresarios no cuentan con el apoyo, ni la proyección de los gobiernos de Guerrero, ni del federal para transcender las fronteras.
A casi una hora de distancia de la capital Chilpancingo, en medio de cañadas y montañas, este pueblo de poco más de 20 mil habitantes es vergel en sus paisajes serranos. Aunque en la última década más de la mitad ha emigrado a Estados Unidos por los bajos salarios que se pagan en esta actividad artesanal.
De los casi 70 talleres que existían en los 70´s y 80´s, cuando era el auge los balones de Chichihualco, actualmente sólo sobreviven menos de 20. La producción de la esféricas multicolores, cosidas a mano y de gran calidad, pasó de 100 mil mensuales hace una década a sólo 15 mil actualmente.
En las empinadas calles y laderas se pueden apreciar a jóvenes, mujeres y niños, que en las puertas de sus casas cosen a mano los balones mexicanos que no le piden nada en calidad a las que fabrican en Paquistán, en La India o mucho menos en China.
“Aquí se producen más de la mitad de los balones de futbol en México, esta tradición empezó en 1967 cuando establecí aquí en el pueblo el primer taller para diseñar, cortar y coser a mano balones de cuero”, recuerda Don Alberto Morales Adame.
“Antes se usaban nuestros balones en el futbol profesional, en muchas ligas y categorías, pero eso ya no ocurre. Ahorita están usando en la Primera División y en la División de Ascenso puros balones importados, sobre todo chinos. Eso nos acabó el negocio aquí”, comentó a The Exodo el promotor de estos pequeños talleres familiares.
Los precios actualmente de los balones varían de los 70 a los 200 pesos, dependiendo de la calidad del material, la textura, los grabados, la marca, los colores. Pero todo son cosidos a mano, a diferencia de los importados de China y otras naciones que son pegados y ya no utilizan cámara, por lo que si se ponchan no tienen reparación.
“Yo me dedicó a coser balones desde hace más de 50 años. La paga es muy poco, entre 10 y 15 pesos por balón, pero aquí no hay trabajo, sumado a que cada día esta zona es más violenta, hay ejecutados, enfrentamientos. Entonces estamos aquí en la casa casi encerrados cosiendo los balones. Un buen día puedo coser hasta cuatro balones”, señala Doña Virginia Ramírez, de 73 años de edad.
Actualmente sólo unas 40 familias sobreviven de esta actividad. Muchos han empezado a emigrar a Estados Unidos por la baja rentabilidad de este negocio y otros tantos se han sumado a la siembra de marihuana y amapola, presionados por los cárteles de la droga que tienen presencia en esta zona y que han protagonizado en los últimos tres años diversos enfrentamientos y masacres.
Don Alberto, con una de las esféricas en la mano de la marca “Don Beto”, de fino acabado, comenta que estos balones “no le piden nada a los marca Adidas, Nike, Puma o Voit que se fábrica en Paquistán y en China en calidad”, pero desafortunadamente no hay una apoyo por parte de la Federación Mexicana de Futbol, ni de los grandes clubes, que optan por usar balones importados.
José Figueroa, otro pequeño fabricante de Chihihualco, señaló que el fabricaba hasta hace unos 10 años alrededor de 1,000 balones por semana, pero a raíz de la entrada de balones chinos al país ha tenido que bajar la producción a sólo 500.
“Es una pena que no haya la promoción a esta industria artesanal mexicana. Que ni siquiera la SEP, la Conade y otras dependencias federales y del estado de Guerrero, opten por comprar balones importados y darnos la espalda a nosotros. Nosotros, de tener apoyo, podríamos haber fabricado miles de balones e incluso exportar a otros países”, apuntó.
Figueroa comentó que incluso varios distribuidores de cámaras para los balones que había en este pueblo optaron por cerrar, ya que la demanda ha bajado a raíz del ingreso de balones chinos. “Antes venían comerciantes, intermediarios, tianguistas, dueños de tiendas de deportes a comprar, ahora son pocos los que nos visitan, También tiene que ver con la inseguridad en la zona”.
Destacó que actualmente fabricar el balón de menor precio, es decir de 70 pesos, pero que tiene mayor calidad que los chinos o pakistanís, que cuestan alrededor de 100 pesos pero se ponchan muy rápidamente.
José Luis Adame, otro de los productores de los mejores balones de México, comenta que en este pueblo se produce las marcas Guerrero, Eclipse, Balmex, Super Crack, Estrella y la Garcis. “Pero también hemos fabricado balones para la Nike y la Adidas, pero se requiere apoyo para promocionar nuestros productos”.
Casiano, de 16 años, es un experto cosiendo balones, actividad que combina con sus estudios de preparatoria. También sueña con ser futbolista profesional.
“En un día he logrado coser hasta cinco balones que me pagan a 13 pesos cada uno y con eso me ayudo para los gastos de la escuela”, indicó mientras camina rumbo a su escuela y sin distraerse va dando forma con aguja e hilo a un esférica de la marca Excelencia.
A pesar de la invasión extranjera de balones de mala calidad a México, que sólo aguantan dos o tres partidos, Chichihualco resiste heroicamente esta situación, sobrevive también a la violencia que afecta a Guerrero y al país. Sus pobladores, la mayoría campesinos dedicados a coser las esféricas, sueñan con que algún día se les apoye y este pueblo vuelva a ser un motor para la economía de miles de habitantes para seguir viviendo del fútbol.
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